Hacia fines del siglo XVIII se inició en Inglaterra una nueva forma de
producción basada en la invención de nuevas máquinas movidas por fuentes de
energía de bajo precio, como el vapor, que simplificaron el trabajo humano y
permitieron aumentar la producción de mercancías y facilitaron el transporte y
la comunicación.
Una nueva forma de producción basada en la invención de nuevas máquinas
movidas por fuentes de energía de bajo precio, como el vapor, que simplificaron
el trabajo humano y permitieron aumentar la producción de mercancías y
facilitaron el transporte y la comunicación. La Revolución Industrial fue un
proceso de reformas tecnológicas que comenzó con la utilización de máquinas de
vapor que podían accionar aparatos, movidas por la combustión del carbón.
En 1769, el escocés James Watt inventó la primera máquina de vapor. A esta
primera etapa de la revolución industrial se le conoce como la “época del
vapor”. La materia prima y los productos terminados se movilizaban rápidamente
con los nuevos medios de transporte: el ferrocarril y los buques movidos por
vapor.
Ahora bien, los artesanos y dueños de pequeños talleres manufactureros de las
ciudades se percataron de que era muy difícil competir con las fábricas. También
pequeños artesanos rurales y campesinos se mudaron a las ciudades en busca de
trabajo. Algunos dueños de industrias, sin embargo, se enriquecían rápidamente,
mientras en las fábricas pagaban salarios miserables a los obreros, quienes
vivían en condiciones infrahumanas.
La familia entera, incluso los niños más pequeños, se veía forzada a
trabajar largas jornadas de hasta dieciséis horas para poder subsistir.
Contrastando con la forma de vida de los obreros, los industriales ricos vivían
con gran lujo y opulencia.
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